El SPI se concibió para cuantificar el déficit de precipitación para múltiples escalas temporales o “ventanas de promedios móviles”. Esas escalas temporales reflejan los efectos de la sequía en distintos recursos hídricos que necesitan conocer las diversas instancias decisorias.
Las condiciones meteorológicas y de humedad del suelo (agricultura) responden a anomalías de precipitación en escalas temporales relativamente cortas, por ejemplo de entre 1 y 6 meses, mientras que los caudales fluviales, el almacenamiento en reservorios y las aguas subterráneas responden a anomalías de precipitación a más largo plazo, del orden de 6 meses y hasta 24 meses o más.
El SPI de 1 mes refleja las condiciones a corto plazo, su aplicación puede relacionarse estrechamente con tipos meteorológicos de sequía junto con la humedad del suelo y el estrés de los cultivos a corto plazo, especialmente durante la estación de crecimiento.
El SPI de 3 meses refleja las condiciones de humedad a corto y medio plazo, y proporciona una estimación estacional de la precipitación. En las principales regiones agrícolas, un SPI de 3 meses podría ser más eficaz para poner de relieve la existencia de condiciones de humedad que otros índices hidrológicos actuales.
El SPI de 6 meses indica tendencias de precipitación entre estacionales y el medio plazo. Un SPI de 6 meses puede ser muy eficaz para mostrar la precipitación en distintas estaciones